Me meto entre las sábanas
tejidas con hielo y con sal,
intento con la cábala
sueños vacíos descifrar.
Me embriago con remembranzas,
vomito nuestra realidad.
El fantasma de Esperanza
le tiene miedo a la verdad.
Es mejor estar despierta,
cualquier cosa podría pasar.
Es mejor la mente alerta
para no dejarse embaucar.
Los sueños me llevan lejos,
lugares donde quiero estar.
Despierta son los espejos
que me hacen recapacitar.
Reflejos de muchas vidas
mendigando el agua y el pan.
Reflejos de madres marchitas
llorando la muerte de Adán.
Ventanas iluminadas,
ojos que ven la negrura,
quimeras encapsuladas
disfrazando la amargura.
Paja llena los vacíos,
los excesos se desbordan,
corre sangre por los ríos,
los hematófagos engordan.
Mi espíritu me reprocha,
extraña la tranquilidad,
quiere que le cuente un cuento
que trate de felicidad.
Quiere conciliar el sueño,
por unas horas olvidar
que este mundo tiene daños
imposibles de reparar.
Cerrados están los ojos,
el cuerpo está tendido,
en la cama los despojos
de mi espíritu rendido.
Bln.P.
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